Vigilancia de los niños en la piscina
¿Sabes cuántos niños mueren ahogados, desgraciadamente, cada verano? El INE apunta que son alrededor de 30. Una cifra alarmante que convierte las vacaciones de muchas familias en un horror.


El principal consejo al acudir a una piscina, tanto pública como privada, es que los padres estén siempre cerca y al cuidado de sus hijos. Los socorristas cumplen su función de vigilantes y se ocuparán de solucionar alguna emergencia que pueda ocurrir, pero ellos no son los tutores de cada una de las personas que están en la piscina y tampoco son cuidadores de los niños que se encuentran en la piscina.


Es por ello que los padres no deben dejar a los menores bañarse solos mientras ellos van a tomar el sol o un refresco confiando en la presencia del socorrista. Además, cabe señalar que la mayoría de los ahogamientos se produce en piscinas privadas sin vigilancia.
De la misma forma, tampoco hay que confiar en que los pequeños llevan flotadores o manguitos, ya que solo se trata de una herramienta de ayuda, pero no impide que ocurra una desgracia.


Además, hay que tener cuidado con las condiciones del baño. Ante una tormenta, hay que salir inmediatamente del agua, ya que el agua es un conductor eléctrico si se diesen rayos.


Por último, también hay que respetar la forma del baño. Si bien es cierto que es un mito el dicho popular de que hay que dejar pasar dos horas entre la comida y el baño, sí que es cierto que es necesario entrar en ella de forma gradual, para que el cambio de temperatura corporal no sea brusco. Es decir, los niños (y adultos) deben ducharse con cuidado antes de entrar en la piscina y sumergirse en ella poco a poco, no tirándose de golpe.


Una vez más, se trata de seguir unos sencillos consejos para evitar problemas indeseados y pasar las vacaciones de forma divertida.
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