Clínica Tecma supervisa la salud de dos alpinistas que ascienden al Mulhacén, el pico más alto de la península
Clínica Tecma se ha encargado de la puesta a punto de estos aventureros, de comprobar que su cuerpo estaba en las condiciones óptimas para una experiencia de tal calibre. El cuerpo y la mente deben estar preparados ante una aventura de riesgo como es escalar cualquier pico de una altura semejante.


Y es que no sólo hace falta el material de escalada, sino también la preparación psicológica para escalar, prever riesgos y afrontar dificultades y la puesta a punto física, para soportar las horas de esfuerzo máximo en ascenso.


Hace aproximadamente un año que Latorre y Ruiz se dedican a la escalada en su tiempo de ocio. “Nosotros somos asiduos a los Pirineos, nos encanta las posibilidades que da y la diversidad de lugares que tiene, pero tras muchos meses escalando, el Mulhacén era una parada obligatoria”, explican los montañeros. Este pico “no es demasiado técnico ni presenta en principio una gran dificultad, pero obviamente debemos estar preparados al máximo para cada experiencia”, añaden.


Para un montañero, la dificultad y el esfuerzo de estas experiencias quedan ligados al disfrute que supone una escalada, “disfrutamos pero siempre con precaución, por ello confiamos en Tecma para supervisar que todo está correcto y prevenir cualquier pequeño problema”, afirman.

“Cuanto más haces, más quieres y aunque este pico no es de los más complicados, es uno de los obligados para cualquier alpinista, por lo que ha supuesto una experiencia muy gratificante”. Así relatan Alejandro Latorre y Pablo Ruiz su percepción sobre la vivencia de escalar el Mulhacén (3.478 metros), el pico más alto de la península y el segundo de España tras el Teide (3.718 m.).


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